Acompañar al cristiano en su muerte. Dirige José Aldazábal. Cuadernos Phase, 63. Centro Pastoral Litúrgica de Barcelona. 1ª Ed. 1995.Una de las realidades que más impresionan a quienes se acercan a los documentos de la predicación apostólica es, sin duda alguna, el subrayado con que se acentúa la resurrección de los muertos. Los apóstoles anunciaban esta esperanza como una de las grandes novedades del evangelio: "Si los muertos no resucitan, dice Pablo, vuestra fe es ilusoria". Y, en Atenas, sus oyentes le abandonan precisamente porquehabla de "resurrección de muertos". Más adelante, en su proceso ante el Consejo de Jerusalén, declara que "le juzgan acerca de la esperanzaen la resurrección de los muertos". La verdad central del anuncio evangélico lo podríamos resumir diciendo que se proclama que Jesús havencido la muerte y ha sido constituido "Primogénito de entre los muertos" porque de ahora en adelante los hombres, a semejanza de él y formando su cortejo, han de resucitar.En este contexto en que nace el cristianismo no es, pues, extraño que los cristianos, frente a la muerte de sus allegados, se diferenciaran de los no cristianos que "se afligían porque no tenían esperanza"...